23 julio 1997

La corrupción de negarse a sí mismo

Obra de Miguel Battegazzore

Dijo Leonardo Sciascia -acerca de la hipocresía política y social y en ello, personal; sobre el solapamiento del pensamiento e intereses reales y bastardos de grupo -envueltos en apariencia de decentes y políticos-, que dan lugar al fascismo, o sea, la negación del contrario, la represión general en nombre de supuestos “intereses superiores” y la acción de gobierno de lo constitucional infractora-; que “no hay peor fascista que aquel que lo es, lo niega y acusa a los demás de serlo”.

¿Cómo calificar a alguien que se llama de izquierdas, si apuntala a un gobierno con rasgos seudo-democráticos, con sectores partidarios rayanos en lo extremo derecha y le aprueba leyes que ni sus “naturales” socios le apoyan; que facilita la ratificación de presupuestos municipales -Málaga, Córdoba o Cádiz, entre otros-, de ciudades -lo mismo castigarles a ellas quieren por liberarse de “ellos”-, que penalizan a los sectores populares negando la mejora de los barrios y oropelizan “los centros”, dominio de los cuatro magnates. Que rompen con los sindicatos y trabajadores cuando cumplen con su central papel de negociación y contraste; la lucha obrera en el desacuerdo y para al injusto ganarle, deberíamos entender; cantan Huelgas Generales. En fin, coherencia la suya y “ejemplo” a los demás demandarle.

Afirmo: Los Partidos son instrumento de representación política, nunca una secta, menos huecas frases; y se está en ellos para mejor representar los intereses de los se participa y cree. Y, a fuer de esto que comentamos, en algo son lógicos; “ellos” que nacieron para al sol negarle, que destruyeron un Partido -allá más de las razones, sentimientos, necesidades y frustraciones o esperanzas de sus militantes-, en algunos aspectos de heroica estirpe. Que hicieron de aquel PCE de Pasionaria, Grimau y tantos otros, esta IU, y, que cuando no recuperan ni voto ni influencia aparte, remueven zarpa y mensaje y a la Nueva Izquierda interrogante de López Garrido, Cristina Almeida o Antonio Gutiérrez, que presiona para un cambio a las políticas de la derecha dar, ahora van y les dicen que son talón de Aquiles ¿De IU, de la derecha? Y quieren, ya sabéis, “fallecerles”; “ellos” que eran lo nuevo, lo democrático y abierto, según mensaje. ¡Todos a una gritan y si no a auto-excluirse! Crasa palabra a “estos” que dirán que también yo un traidor a mi clase soy. Bueno ...

¿Y de la honradez, qué. Que digan -por caso- los Anguitas, Frutos, Alcaraz, Romero o Rejones; que expliquen cómo -cuando su mundo se les iba a los rusos al traste y la hambruna y las carencias se les hacían, sabemos, gigantes, “estos” de no izquierda ni unida-, y para y por qué del KGB o quien sabe “donativos” multimillonarios aceptaren. Que expliquen esos que tanta honradez exigen qué “favores” han devengado?

Volvamos a lo serio ¿No es la cuestión primera para ser y de izquierdas llamarse que en verdad plantear y, a estas alturas de la vida, ganar junto a la humana y política razón la unidad como utilidad de la ciudadanía en general y en particular “progre”. No es poner en claro que el mundo laboral y sus sindicatos y organizaciones representantes son el referente mayor para el progreso social y en vez de combatirles hay que apoyarles y fortalecerles. No es en verdad necesario partir de la realidad para determinar la acción y democráticamente y en avance social hacer por cambiarle? ¿Se hace esto por “estos”?

Una final anécdota. En ocasión cierta León Blum, histórico francés de izquierdas, hizo un discurso en La Nacional Asamblea, esa donde por primera vez en la historia se habló de Solidaridad, Igualdad, Libertad, que a él le parecía la esencia de lo progresista y que fue en repetidas ocasiones calurosamente aplaudido por la derecha, a lo que, para terminar, respondió voz en alto preguntándose: ¿Qué estarás haciendo mal, viejo León Blum, para que el enemigo te aplauda y con tu discurso se entusiasme...?