07 marzo 2003

Cultura y política

Obra de Amador Lugo

Nicanor Parra, el poeta chileno creador de los antipoemas, hablando con el también escritor Mario Benedetti
1, acerca de la candidatura de Pablo Neruda a la Presidencia de la República de Chile, que Nicanor apoyaba, decía que la cultura es un proceso político superior y que había que ser políticos no politiqueros. Añadía además que la poesía al igual que la política siempre está dirigida a un interlocutor, y no a un interlocutor equis, sino a un sector, a una parte de todo interlocutor posible.

Son útiles estas palabras, esta valoración de la acción social del individuo y las instituciones que le representan, con las que yo estoy de acuerdo, para orientarnos ante los influjos de la realidad histórica del presente. La política siempre, no el politiqueo, para ser necesita de interlocutor, de reconocimiento previo del otro, de la duda como principio fundador del proceso y del objetivo conseguido. Y aquí como un rasgo cada vez más común y generalizado que se confunden demasiadas veces, la potestad representativa con la verdad del proyecto y la justeza y desarrollo del objetivo. Demasiadas veces se hace escribir la historia no en función de la realidad sino de la realidad que se quiere que se escriba. Es la consecuencia del llamado pensamiento único, es decir, la impuesta verdad del que más manda, no de la verdad. La construcción hecha para negar al otro o para inducirlo a no ser otro. Viene al caso a esto el montaje del gobierno del PP contra Felipe Gonzalez, para desprestigiarle como español, como dirigente político y aun como persona, con el supuesto encuentro en Marruecos con el Primer Ministro y el Rey de ese país. Y además, cuando se ha demostrado que todo eso es falso, tratando de hacerlo culposo por el solo hecho de viajar a ese país distante en doce kilómetros de nosotros. Este episodio ilustra bien a las claras, aunque de forma pacata y rastrera lo que es el pensamiento único. Y yo hubiera hecho todo lo que ha Gonzalez le acusan, y más si fuere necesario. O es que España es sólo el gobierno del PP, o es que cualquier ciudadano, desde sus capacidades, no pelea y defiende este país tanto o más que ellos. España no es una visión única, Este país es el resultado de las visiones de los treinta y ocho o cuarenta millones de personas que lo constituímos. El problema no es verse con el diablo, el problema es venderse al diablo, creo que se ha dicho.

Y es claro que de ese pensamiento único, oficioso, no escapa, ninguna tendencia política o ideológica. La derrota mayor desde hace unos años de las fuerzas y organizaciones de progreso se mide por su manifiesta incapacidad de articular un discurso que sea capaz de enmarcar las líneas definentes de valor e interés de sus representados, y sobre la base de su representación detectar los problemas a los que nos enfrentamos y proyectar su funcionamiento a movilizar sus energías y coordinar la acción de sus representados en la defensa de su modelo social, político y económico. Un ejemplo claro de la incapacidad de aunar historia, definente ideológica partidaria y acción política es el establecido determinismo acerca del papel del mercado en los modelos de desarrollo y funcionamiento de las instituciones. Es curiosa la diferencia de actitud que se muestra a todos los niveles de comprensión, cuando no justificación si las medidas adoptadas benefician a los poderoso o empresas y los mil sacrificios y críticas cuando se trata de obtener una mínima mejora salarial o un determinado beneficio general. Yo por una vez estoy orgulloso de que Aznar haya hablado, se ha mostrado tal es y a quien defiende, cuando ha dicho que quien estorba para abrir más los mercados son los gobiernos socialistas de Europa; pues si es por eso, benditos sean los gobiernos socialistas europeos si con su actitud impiden que de tanto abrirnos pueda pasarnos como a los argentinos que los recursos colectivos y privados sean ninguneados por los listos de siempre y a los demás como a ellos nos encierren la vida en “corralitos”. Yo creo que algun que otro “cacerolazo” se tiene merecido Aznar.

Esta asunción de papel subordinado por las instituciones que están establecidas y llamadas justamente a cuestionar lo que fuere necesario es la expectativa, esa contención acobardada que se mantiene acerca de las propias iniciativas, pendientes tantas veces de qué dirán los otros, los de enfrente, los poderosos; vallamos a molestarlos y eso no está bien.

Y esto es grave siempre, mucho más grave hoy cuando nos enfrentamos a un contexto histórico donde la voluntad unilateral de EE UU impone la subordinación de cualquier valor, de cualquier verdad a la suya: conmigo o contra mía han dicho sus más conspicuos representantes para amedrentar, para situarnos en su bando por más injusto que sea a lo que nos determinan. Y no hay ninguna mediación, solo la suya ni política, ni jurídica ni económica. Han destruido el papel de intermediación de la ONU, vemos al mundo en llamas y la ONU no existe, se aplican jurados y tratados internacionales a los demás mientras ellos se niegan a firmar la aceptación del Tribunal Penal Internacional; Noam Chomsky ha dicho: EEUU es el estado ilegal por antonomasia
2, se saltan los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio y establecen unilateralmente aranceles a sectores enteros de producción de hasta el 30% como estamos viendo hoy mismo con la industria del acero, se le niega a los demás, a fuer de condena de “terrorista” a tener la mínima arma para su defensa y aumentan sus presupuestos militares hasta la cantidad astronómica de 379.000 millones de dólares, que supone una cantidad superior en más de dos veces de la que gastan los cinco piases siguientes juntos que le siguen en nivel de gasto militar o el 40% del gasto militar de todos los países del mundo menos ellos. ¡Tamaña barbaridad! A tenor de estos datos y como han dicho diversos intelectuales norteamericanos: el gran enemigo de la paz y el mundo no son los demás, son los propios EE UU, su complejo militar-industrial, que los propios Presidentes de ese país históricamente han venido denunciando ampliado ahora a los intereses del grupo petrolero, con sus Presidente y Vicepresidente actuales del país a la cabeza.

A esto cómo no enfrentamos, qué podemos hacer desde nuestra pequeñez. Pues podemos ir haciendo volver la cultura de la política como comunicación, como debate, como transacción. Podemos ir aclarándonos sobre nuestras amistades peligrosas y enemistades necesarias e ir rescatando el principio activo, movilizador de la democracia para ir interponiendo frenos al mercado desbocado y globalizado. Podemos forzar cambios de gobierno y orientaciones hacia políticas de progreso y beneficio humano, podemos en todo caso ir recomponiendo nuestra propia actitud personal y social hacia una disposición de participación política que rescate a nuestras manos el papel central de hacedores de la democracia y recomponedores de la acción de las instituciones hacia los interés colectivos y democráticos. Podemos hacer todas las cosas, el límite, como siempre, somos nosotros mismos.

Y hay ideas y postulados claros: Defensa y extensión de la democracia, un sistema económico eficaz, justo y compensador, unas instituciones representativas, ágiles y redistritutivas, un papel concordante de objetivos y práctica de los partidos políticos, una justicia igual y eficaz para todos, una reordenación del trabajo a escala del mundo que reequilebre a favor los mundos existentes, una defensa real de la biosfera, la eliminación del militarismo, etc, Si el mundo como dicen está globalizado creo deberíamos exigir una globalización de beneficios para todos.

Y no es esto sermón social, porque como tantos han dicho estamos en una situación en la que o encontramos acuerdos y solución para los problemas del mundo o el desacuerdo y la persistencia de los problemas nos pondrán antes que después ante la posibilidad de la extinción. Además de tantas otras lecciones morales e históricas hay una que sobresale: a pesar del poderío de Israel apoyado por EE UU, ante su ceguera que niega el acuerdo justo y quiere, siendo inmensa minoría en el contexto histórico, político y territorial en que vive, imponer su modo de vida a la mayoría siendo inmensa minoría, provoca la continuación y radicalización creciente del conflicto llenando más y más los persistentes renglones de la injusta muerte en el libro de la historia.

1 Revista Marcha, 17 de octubre de 1969, pp.13-15
2 Página/12. Argentina, 13 de noviembre de 2002