08 noviembre 2006

Importancias















Obra de Alber Porta




No es gratuito decir que acabamos de vivir días políticos importantes en nuestro país: la celebración de elecciones en Cataluña, la aprobación de la reforma del Estatuto de Andalucía, el acuerdo para la constitución del nuevo gobierno de la Generalitat. Importantes, porque a pesar de las insidias derechosas, Cataluña, que es una parte sustancial de lo que llamamos España, por habitantes, por economía, por cultura, por historia, por todo, posibilita la formación de un gobierno de la izquierda, mayoritaria de largo allí: 50.43% votos y 70 diputados, por 45,2% votos y 65 diputados de la derecha, encabezado además por un Presidente, andaluz-catalán, que va a romper una especie de tabú o veto fáctico establecido por el bufo nacionalismo según el cual sólo debe ser Presidente de aquella comunidad alguien catalán de apellido y nacimiento; bueno, es algo que reedita aquello tan fascista de “la pureza de sangre”, para aclararos.

Importante porque se ha aprobado en el Congreso la reforma del Estatuto Andaluz con acuerdo estatutario previo del PSOE e IU y al que se ha enganchado con el PP una parte de la derecha andaluza; incomprensiblemente que otra vez la otra, la llamada andalucista, haya votado en contra; aquí no ha funcionado la alianza que a la larga les ha resultado fatal en los últimos veinte y tantos años en Andalucía, me refiero al pacto de boicot al Estatuto y a la vía para su aprobación del artículo 151 de la Constitución que intentaron en su día Suárez y Rojas Marcos y que han amagado de reeditar contra la reforma del Estatuto el PP y el PA con Arenas y Julián Álvarez.

En este caso, finalmente, al PP poco le ha importado el PA y parece que éste no aprende la lección. Bueno, veremos lo que pasa, aún falta que el Estatuto termine su tramitación institucional y que sea ratificado por la ciudadanía en referéndum hacia febrero, lo que les da tiempo y posibilidades para volver al redil estatutario. Y la aprobación del Estatuto es importante para Andalucía, qué duda cabe, pero lo será más si realmente se constituye en instrumento de avance social y compromiso democrático, de superación de carencias, de un ejercicio de real representación del sentir político mayoritario de izquierda y progresista de nuestra comunidad.

Es necesario, a su calor, un importante zarandeo político y social, un sacudirse las inercias del tiempo transcurrido desde la primera victoria electoral autonómica, una revivificación democrática desde las instituciones hasta la plaza en clara y elevada ejecutoria democrática que haga efectiva la participación de la comunidad civil en su propio gobierno y destino en un grado mayor de participación y menor en delegación, en un grado más de acción activa. Y ello aunque no fuera más que por correr el riesgo de morir de éxito, como alguna vez se dijo. Y ocurrió.

Ahora bien, el acuerdo institucionalmente alcanzado no debe hacer olvidar el papel obstruccionista y contrario que el PP ha mantenido hasta el último minuto. No debe hacernos olvidar que la casi unanimidad obtenida no hace bueno eso de que ellos quieren lo que nosotros para Andalucía; aún resuenan las palabras de Rajoy en mayo calificando a la reforma como aberración jurídica y constitucional. Aún suena diciendo en el Pleno del Congreso para su aprobación que como realidad histórica Andalucía queda como poco más que una cita literaria o un adorno retórico. O las de Arenas aclarando que le ha pedido permiso al arzobispo de Sevilla para votar el Estatuto. En fin, un dechado de consideración y de justicia histórica y social, un alarde de independencia y de aplicación laicista constitucional en la toma de decisiones que comprometen al estado. El debate continúa servido.

06 octubre 2006

Corren malos tiempos


Obra del Equipo Crónica

Corren malos tiempos para el pensamiento. Corren malos tiempos para la RAZÓN. Asistimos al aciago espectáculo del uniletaralismo, del negacionismo de los demás. Del acoso y derribo de todo opositor. Corren malos tiempos para la democracia y sus fundamentos: La tortura asumida. El secuestro practicado. La libertad de análisis y práctica abolida. El respeto a los derechos humanos desdicho. Todo en nombre de la democracia, todo en nombre de la seguridad de nadie. De nuevo hay que preguntarse dónde está Descartes. Dónde Tomás Moro. Dónde la Ilustración. Dónde las luchas civiles y las garantías a los derechos humanos. Dónde, en qué la democracia.

Así, indistintamente del color del gobierno; hoy pareciera que todos son uno, que no hay distintas clases, que no hay quien defienda los intereses de las inmensas mayorías, se arremete sin pudor contra los fundamentos de justicia que deben sustentar el sistema democrático para serlo. Los gobernantes yanquis y sus corifeos en el mundo han logrado hacer trágala común de sus iniquidades; nada más claro de ello que la convalidación por su congreso de las políticas de involución democrática que practica Bush, que impone a su pueblo y al conjunto del mundo. Hoy, por ellos, cualquiera de nosotros puede ser calificado de terrorista, enemigo sin más, y cualquier agente suyo puede secuestrarnos, torturarnos, desaparecernos, aplicarnos criterios militares, etc., con toda la impunidad de su mundo. El monstruoso feliz mundo que nos anunció George Orwell no es un futurible, es esto y aquí. Son ellos.

Se nos ha convertido, con lo que llaman guerra contra el terrorismo, en campo de operaciones de las falacias fascistas de un gobierno cada vez más extremo en esas prácticas e ideología. Y no es la primera vez que ocurre en ese país, ya existió algo parecido en los años cuarenta y cincuenta con lo que llamaron McCarthysmo. O antes, en la II Guerra Mundial, cuando encerraban a sus ciudadanos en campos de concentración por el solo hecho de tener el físico de tipo asiático. Prácticas fascistas éstas de EE UU que recorren su historia. Quién no se acuerda de la situación esclavisada de sus ciudadanos afroamericanos y de Martin Luther King. Quién no sabe de los luchadores de los derechos humanos, civiles y políticos, asesinados. Quién no de su permanente apoyo y sustento de gobiernos, organizaciones y asesinos fascistas en el mundo. Nadie se acuerda de Chile y de Allende. De lo que ha significado Pinochet.

Nadie se acuerda de la dictadura en Argentina y los vuelos sobre la mar para hacer desaparecer a personas desafectas. De los niños secuestrados, desnaturalizados y criados por los asesinos de sus padres. De la lucha por la memoria, la justicia y la libertad de las Madres de la Plaza de Mayo. Nadie se acuerda del presidente de EE UU estrechando las manos de Franco chorreantes de la sangre de republicanos y demócratas de este país. Nadie advierte de que cuando atacan a Cuba y a Fidel Castro lo que están demandando no es la democracia. Es a Batista y a su sanguinaria dictadura. Es la anexión de Cuba. No se escucha a los retoños de aquellos en Miami clamando ¡sangre! ¡sangre! Nadie denuncia la existencia de un virrey, Caleb McCarry se llama el tipo, es decir el jefe de la provocación y la intervención en un enésimo plan de agresión al que llaman plan para la transición en Cuba, y que no es más que el disfraz de lo que vienen haciendo desde siempre contra el pueblo de Cuba, instigando la vuelta a su realidad de los gángsteres usamericanos, por sólo recordar mínimos ejemplos de lo que hacen con el espantajo del liberalismo. Cómo pueden pretender que defienden la democracia y que son la expresión histórica más acabada y su inmaculado espejo. Que aceptemos y bendigamos tal aserto.

Bueno, pues si esa es la democracia aspirable, yo no soy de sus demacras. Ya lo dijo Rubén Darío en sus Cantos de Vida y Esperanza, en el poema A Roosevelt: ...Eres los Estados Unidos/ eres el futuro invasor/ de la América ingenua que tiene sangre indígena/ que aún reza a Jesucristo y aún habla en español/ ...Crees que la vida es incendio/ que el progreso es erupción/ que en donde pones la bala/ el porvenir pones/ ...Tened cuidado. ¡Vive la América española!

Corren, están malos los tiempos para el pensamiento libre y realmente democrático con su verdad de libertad y su llamar al pan, pan, y al vino, vino.

06 julio 2006

Contra el urbanihilismo

Obra de Anzo

Es difícil hacer abstracción de la situación que se vive entorno al urbanismo. Es arduo no entrar en el debate hoy dado lo que nos jugamos personal y colectivamente en los ámbitos que en él se ejemplifican. Menos, para alguien que ha vivido directamente la definición de políticas y la articulación de instrumentos jurídicos para el ejercicio de esa actividad. Para alguien que ha sido “tentado” con los cantos de sirena y la “mieles” del urbanihilismo. Que ha sido pretendido pringado de sus heces.
Y es difícil porque cual hidra nueva el urbanihilismo exige la ganancia más. Nunca tiene bastante con los inmensos beneficios que le aporta la legalidad sino que pretende el plus. El costo mínimo. La ganancia absoluta. El pillaje supremo. El desprecio por las reglas y normas que le afectaren. La torsión y mediatización de las instituciones llamadas a supervisar y garantizar la legalidad. La subordinación de funcionarios y políticos; los son muchos de los detenidos en el caso de Marbella, u otros, a los que pretenden sobornar, o sobornan, con distintos medios y modos. El lucro. El incivil dividendo. Ese es su único fin: la depredación.
Y ello es así porque se le ha perdido el respeto a la sociedad y con ella al urbanismo, a ese instrumento que debiera servir para ordenar el territorio y las acciones devenientes para integrar las necesidades de los núcleos de población. Y en esa pérdida de respeto se expresa como en pocas actividades la decadencia, el aborregamiento de la sociedad. Su indiferencia ante los valores vivenciales a preservar y ganar. Es el servilismo a lo que llaman mercado, que no más es que los modos y medios para la depredación de los recursos naturales y de las personas obligadas por necesidades en gran medida inducidas.
Y se expresa en ello porque no hay mayor contradicción que la de que se construyan cientos de miles de viviendas que no se ocupan y que además sirven para justificar precios abusivos y fortunas injustificables y que, a la vez, exista un enorme déficit para atender las necesidades de importantes grupos de ciudadanos. Que exista manga ancha para inmobiliarias y constructoras junto a la también incesante demanda de suelos a valor distinto de mercado, o/y usos condicionados, con el argumento de la realización de viviendas públicas a precio menos agresivo para esa infinidad de ciudadanos excluidos de los precios del urbanihilismo. Como se ve, algo no funciona. Gravísimo es lo que está ocurriendo.
Por todo ello, y más, siempre he defendido un urbanismo para los ciudadanos, no para el urbanihilismo, no para el construccionismo. Un urbanismo y una acción de garantías legales máximas y de gestión exquisita. No es de recibo obviar las dotaciones de servicios y espacios de usos y aprovechamientos establecidos. No son justificables las recalificaciones de las que se derivan precarizaciones de servicios y aviesos aumentos de edificabilidades. No es de recibo la provocada imprecisión normativa y el maleamiento de los volúmenes construidos con los correspondientes hacinamientos urbanos y falta de las necesarias y legales dotaciones de espacios y servicios colectivos. Absurda la falta de controles y medidas contra la especulación. De ello mi compromiso es la defensa de los ciudadanos en lo colectivo aunque no más fuera, ni menos, que porque la mayoría se queda a vivir donde ha comprado, nacido o vivido. Porque los urbanihilistas desaparecen, eso sí, si no se les contiene y combate en sus pretensiones de abuso, después de depredar, después de hipotecar a instituciones y políticas, a partidos y a personas. Después de dejar decenios de años adeudados a los que compran y responsabilizados de lo que de ellos se apropian. Flaco servicio hacen los que aceptan, cuando no alentan, esta situación de agresión a los ciudadanos. Más, cuando por su encargo institucional están obligados a defenderles y respetar.
Por ello, lo que necesitamos es más racionalidad. Menos cantos de sirena. Más socialización y comunidad.

06 junio 2006

El fondo de la cuestión

Obra de Salvador Dalí

Fui de los pocos electos públicos que entonces se opuso frontalmente a la aprobación de la mal llamada ley de partidos, más conocida como ley antiterrorista, y no sólo no la voté sino que fue uno de los argumentos esenciales para adoptar la decisión de dejar la política institucional. Prácticamente nadie se opuso a la arbitrariedad e inconstitucionalidad de un texto con el que se vaciaba lo sustancial de la Constitución, aquello del artículo 14, primero del Capítulo Segundo, donde se define el por qué y para qué de la Constitución y sus garantías: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Y mi conclusión ante ello fue que si se aceptaba este bodrio sin oposición, qué más había de haber para seguir postulando una apuesta por el trabajo para lo cívico, para lo justo, para lo honrado.
Mi decisión estaba tomada porque pensé, pienso, que tenemos lo que nos merecemos por despreciar la política, por aceptar las imposiciones antidemocráticas, por decidir en la práctica que todo es lo mismo, que todo es igual.
Y de aquellos lodos estos fangos. A la vuelta de los meses nos encontramos con que la misma legislación paraconstitucional se convierte no sólo en el corsé para solucionar el problema del terrorismo, sino que además en arma arrojadiza entre los partidos del sistema pues, cuando los ínclitos Rajoy, Acebes y sus otros dicen que la política del gobierno es la de ETA, en el fondo y en su lógica lo que están diciendo es que aplicando la ley antiterrorista quien es no sólo ilegal, sino además perseguible es el gobierno, es el Partido Socialista. A alguno de estos alguien en esa misma lógica se le podría ocurrir que yo mismo habría de ser encausado, una vez más, por razonar esto.

Pero a pesar de esa legislación, quiero dejar claro que apoyo al gobierno en acabar con el terrorismo. Considero que ya está bien de ataúdes y dolor sufridos por la existencia del terrorismo; otra cosa es creer que sin negociación, con estados de sitio y militarización, es posible acabar con los sectores sociales y la extensión interclases que han sustentado la existencia de una organización como ETA. Sólo la normalización y la constante implicación, por qué no decir negociación, en el devenir de todos puede dar posibilidad a la paz y a la superación del actual estado del caso y en ello es en lo que estamos embarcados la mayoría. El PP hoy por hoy veo que no. Este partido más parece que esté calculando los réditos políticos, los porcentajes de votos que a los demás la paz puede rendir, de ahí su visceralidad, de ahí su extremismo derechoso, de ahí que el tratamiento superativo de cualquier debate sea para ellos una agonía.

Sigue el PP ensimismado en la creencia de que tiene patente de corso, es decir, que tiene patente de veto, de que sigue gobernando, de que no perdió las elecciones, de que aunque gobierne otro partido éste es un advenedizo, de que el gobierno es de derecho divino suyo. Cerca, qué cerca está de lo más derechoso de lo que ha representado en lo histórico.

05 mayo 2006

Conmemoración

Obra de Guillermo Ceniceros
Es verdad que la celebración del 1º de Mayo, o cualquier otra de clase de evento de clase, no es lo que fue, día de reivindicación y movilización, de lucha y de recuerdo de los caídos. Sí, caídos. Sí, lucha. Y no lo es, al menos en nuestro país, por distintas consideraciones. Una, la desmovilización provocada por el paso de una efectiva y continua acción reivindicativa y confrontadora a una situación que pareciera expresiva de vivir en el mejor y más inconmovible de los mundos posibles. Dos, por lo generalista de las propuestas reivindicativas que se esgrimen; es decir, excesivamente alejadas de lo concreto y de todos, aún la innegable importancia que puedan tener en un momento y para un fin determinado. Tres, por la falta real de liderazgo de las opciones de izquierda en la expresión de las aspiraciones colectivas de cambio, factor que hace parecer que todas las opciones son iguales, que da igual quien y para qué lidera el gobierno y la sociedad. Cuatro, por el poder real del neoliberalismo que nos atenaza, que desarma a las grandes mayorías a través de los múltiples señuelos consumistas y propagandismos que hacen aparecer como real lo que no es más que apariencia, espejismos sociales y propaganda. Para decirlo con palabras llanas: sí, el capitalismo nos tiene socialmente y cultural bien cogidos por los bemoles.

Puede ser que existan otras causas pero estas me parecen básicas. Preferimos la tremenda, diaria y ordinaria guerra de las carreteras al acercamiento al acto y la presencia activa y afectiva del compañero. Preferimos el destrozo físico y la algarabía insufrible del “descanso turístico” al hecho solidario y trascendente con nuestro concurso del acto de clase convocado. Preferimos el consumo desaforado y el consiguiente embargo económico y la sordidez de la impávida verborrea bancaria, al hecho crucial de la imposición del reparto justo de la riqueza que recreamos. Preferimos dorarle la píldora al enemigo de clase, social y económico, a decir la palabra obrero, compañero, lucha, objetivo ¡Cuánta! Cuántas derrotas las sufridas para llegar a esto.

Cambiar, mutar, transformar, significar, no son tér

18 abril 2006

El sistema

Obra de Philip West

Está de actualidad estos días la corrupción, mejor dicho, las actuaciones policiales y judiciales contra toda una serie de elementos afincados en el Ayuntamiento de Marbella, algunos de los cuales han sido detenidos, pasados a disposición judicial y encarcelados: la alcaldesa, concejales, funcionarios, empresarios, etc. Sabemos de las actuaciones que se llevan a cabo también en otros lugares, entre ellos Orihuela; pobre pueblo natal del gran poeta del pueblo. Pobre Miguel Hernández al que otra vez agreden en sus éticas esencias.

Pero la actualidad de ello no es el problema, lo consustancial es el sistema, del que ya sabíamos de sus motivos, efectos y resultados. Lo novedoso estriba en que ahora se está actuado gubernativamente para acometerlo, que se ha disuelto a ese Ayuntamiento. Que se esté procediendo contra tramas e individuos ocupados en el saqueo utilizando el acaparamiento del poder municipal para promover la construcción desorbitada, la adulteración de los procedimientos y el injustificado y abusivo precio de la vivienda junto a la transmisión de espacios para usos públicos a negocios privativos, a favor propio. Da risa escuchar a los voceros del sistema hablar del capitalismo y del mercado, de la justeza del sistema y de la bondad de la ley de la oferta y la demanda ¡Tahúres!

En la filosofía del sistema está el principio de su irracionalidad e injusticia. Está en quienes hacen que todo sea vendible: El hombre. La mujer. La libertad. La justicia. La igualdad. El agua. El aire. El espacio. El fuego. Los alimentos. El vestido. Las ideas. La sanidad. La educación y enseñanza. La creatividad. Lo creado. Lo por crear. Los sentimientos. La conciencia. La ciencia. La tierra. La reproducción humana. La perpetuación de la vida o el derecho a la muerte y su dignidad. O lo digno. Lo que es de todos. Lo que adquirimos por y con la experiencia y aportación colectiva. La capacidad intelectual. El ocio. La cultura.

En el sistema está el fundamento de su rapacidad. La pela, sólo la pela es lo que mola. No nos asombremos pues. No seamos hipócritas. Somos lo que somos por nosotros mismos, por lo activo de nuestro pacer, por lo pasivo de nuestra existencia. Pero otro país es posible con más democracia, con más control efectivo de lo que acontece y con los ciudadanos tomando realmente parte de las decisiones políticas a través de procesos y formas no mediatizadas por los que se proclaman representativos y autorizados para hacer de todo en nuestro nombre.

Algunos de los que participamos en la conquista de la democracia ya veíamos, y denunciamos, el peligro antidemocrático profundo de la especulación y su corrupción aledaña. Y dimos batallas contra ello. Recuerdo una especialmente sangrante aquí, la del proceso para dar licencia y hacer un barrio, licencia que el equipo de gobierno no la estaba dispuesto a dar cual pretendían los constructores, por lo que se nos retiró la autoridad urbanística por un nefasto Consejero de urbanismo de la Junta de Andalucía, ¡y no para luchar contra la especulación, sino para apoyarla!, de cuya actuación las familias que compraron tienen muchos menos metros de parcela de lo que la normativa exigía. Los constructores se llenaron los bolsillos. Al Consejero le destituyeron. Los vecinos pagaron el precio por el total de sus viviendas mutiladas como si fuera lo legalmente establecido y justo. Especular, corromper y llevarse la pela; “maravillosa ecuación”. Sin embargo, yo doy las gracias por la actuación gubernamental contra ello. Ya era hora.

07 marzo 2006

Qué tenemos que ganar

Obra de Alfredo Testoni

No tenemos que perder más que las cadenas, fue la consigna de las organizaciones obreras para hacer comprender la situación y movilizarse cuando la bestialidad del capitalismo que hoy al igual que ayer vemos en tantos lugares del mundo y aún aquí, mantenía a la inmensa mayoría en la más absoluta indigencia y extrema explotación. Fue el periodo al que llamaron eufemísticamente de acumulación originaria de capital y que es, y fue, la extrema explotación del trabajo humano que se expresa en horarios y modos de trabajo terribles y en la absoluta falta de derechos y protección. En el trabajo excedente no pagado y en la depauperación económica y cultural de la mayoría. En la miseria y situación con rasgos muy acusados de esclavitud que ello conlleva. Consigna obrera que fue tan combatida como efectiva. De ella, las luchas obreras y populares y los sufrimientos y muertes que conllevaron. Pero la formación y potenciación de sus organizaciones representativas, llevaron a conquistas con relación a la consideración y valor social de los trabajadores. A conseguir un cierto reparto de las plusvalías y a obtener formulas de gobierno como las del llamado estado del bienestar, lo que supuso una parcial mejora de las condiciones vida en algunos lugares del mundo.

El capitalismo se adaptó a esa otra realidad y a partir ella readaptó su formulación ideológica y se nos ata y domestica con el argumento de ¿si hemos mejorado, para qué cambiar? Pero si miramos más profundamente vemos que lo que ha cambiado no es que el sistema sea más justo, menos depredador, hasta eso no llegan sus voceros pues ahí está para desmentirles la precarización laboral y salarial El pluriempleo masivo y los trabajos basura con los que tantísimos sobreviven. Ahí está la cifra de más del 20% de los españoles por debajo del umbral de la pobreza. Las cifras record de endeudamiento de la generalidad de los españoles con los bancos. La inestabilidad de los intereses y la enormidad de los plazos para pagar prestamos o hipotecas; sino que este ha sido capaz de crear un colchón de beneficiarios, capitalismo popular le llaman, un grupo de clase media que, dicen, si cambia el sistema sí tendría que perder.

Y está claro que estamos hoy en un nivel formal distinto del capitalismo según el cual se nos ata mediante los machacones mensajes del desarrollismo como virtud social y el continuo alentar en su consecuencia inmediata: la sublimación patológica del consumo con el subsiguiente atamiento mediante el crédito y la obligación de pago bajo una disyuntiva personal y familiar nada fácil: la de estoicamente no disfrutar de lo que se ofrece o la de pagar esclavamente durante toda una vida, y aún la de los hijos, caso de la vivienda, y mantener la ficción del bienestar, o caer en el estigma social. Es decir, ir a la cárcel o/y engrosar la indigencia. Ejemplificando esto, vemos sentencias absolutamente kafkianas como la de los Condes y cía, con robos y malversaciones de cientos y miles de millones y a los que si se les juzga al poco están en la calle, junto a otros a los que se les reclama e ingresa en la cárcel a cumplir condenas desproporcionadas, algunos muchos años después de haber delinquido a un nivel sin comparación posible con el de esos otros. Es claro el por qué, es la pedagogía brutal del sistema que escenifica en ello su realidad más intrínseca e injusta.

Así que no han cambiado mucho las cosas. Estamos como siempre, en las manos de los bancos, de las empresas con sus desmanes e intereses. Y el derecho y los gobiernos, básicamente, se suceden no para transformar el sistema y beneficiar de verdad a los ciudadanos, sino para seguir garantizando el nivel de dependencia general y la rapiña de plusvalías de un capitalismo cada vez más bárbaro y brutal en su esquilmación. Si no, cómo explicar los beneficios exorbitantes que pregonan las empresas. Cómo, la cantidad de agresiones que cometen contra el empleo, los salarios y los derechos. En la manipulación de los precios de los productos. En las facturaciones indebidas y otras lindezas que hacen y que suponen miles y miles de millones sin que se les intervenga y penalice en correspondencia. Por ello, la pregunta que tenemos que formular no es la de ¿qué tenemos que ganar con el sistema?, sino recuperar la de ¿qué tenemos que perder con cambiar su estado de las cosas?

07 febrero 2006

¡Cuidado con ese futuro!

Obra de Achille Superbi

¡Cuídate, España, de tu propia España!* El principio de que hay que buscar lo que se oculta detrás de lo que se dice con excesivo énfasis ha adquirido carta de naturaleza en la afirmación que han hecho los voceros del PP acerca de la “OPA” de Gas Natural a Endesa, de lo que dicen que cuando ellos manden (¿?) desharán las decisiones empresariales y políticas que la pueden hacer posible en este momento, y ello, no viene sino a aclarar que quien manda en Endesa es Caja Madrid, es decir, el PP a través de los gobiernos de la Comunidad y el Ayuntamiento, por lo que algunos especialistas en estos temas han venido a decir que en el fondo lo que se está tratando de encubrir, además de no perder una cuota nada despreciable de poder, no es más que la financiación oculta que se le estaría haciendo a este partido. Bueno, ello ya sería suficiente para entender la beligerancia de la que hacen gala sus líderes. Lo que no es entendible es que lo hagan tras los pronunciamientos de las instituciones políticas y jurídicas de la Unión Europea en contra de las pretensiones del PP; actitud de éste que no hace más que sumar un nuevo desatino a los tantos con los que nos tienen perplejos.

¡Cuídate de las víctimas a pesar suyo, / del verdugo a pesar suyo /y del indiferente a pesar suyo!* Desatino en cuanto se pretendería ir no solo contra una operación económica avalada dentro de la lógica del sistema por los economistas e instituciones más solventes, sino que se pretendería ir contra la esencia misma del sistema, según el cual el pez grande se come al chico o, dicho de otro modo, que el mercado es el máximo regulador de la vida económica y su sancionador último, pretendiendo con dicha amenaza alcanzar la antítesis de tal principio con la intervención desde las instituciones políticas para deshacer lo que la economía habría sancionado. Bueno, vienen a recordarnos que no es nada nuevo ello en su hacer, que ya lo han hecho en otros momentos mediante los mecanismos de “venta” de las empresas del Estado y el nombramiento de sus amigos como directivos y controladores del montaje, además de beneficiarios crematísticos del tinglado resultante. Claro, en esto está la clave de la tal posición: la posibilidad de perder una parte sustancial del control del entramado financiero y económico del país si son otros los que gestionan tales asuntos.

¡Cuídate del leal ciento por ciento!* En otro aspecto, es de risa contemplar la gesticulación de Rajoy vociferando que si el país estaba tan bien, por qué el gobierno lo está moviendo con el debate autonómico, con la adopción de leyes de amparo y desarrollo de derechos civiles constitucionales y con políticas diferentes en los temas económicos. Y puede que algo esté cambiando si nos atenemos a aquello de que si ladran es porque algo les duele, aunque no creo que le sea muy grave a la derecha la situación, sobre todo en lo referente a la pela, pues al final siguen siendo la misma camada aunque se cambien de piel o de rótulo en la puerta de la oficina. Lo que sí está claro es que entre los intereses del consejero de banco o directivo de gran empresa y los del trabajador que los sostiene hay una distancia sideral que no se corresponde con ningún criterio de justicia social que debiéramos defender. Y es eso lo que estos pájaros defienden, la discriminación, el clasismo, la injusta diferencia.

¿Cuídate de los que te aman!* Bueno, y en estos días, otra noticia, aquella de que el PP se ha puesto de campaña electoral, no, mejor dicho, ya lo estaba. Lo que han hecho es oficializarla con lo que llaman recogida de firmas para convocar un referéndum contra la reforma del Estatuto de Cataluña. En cuanto a lo de estar en campaña electoral, nada que decir, cada uno lo hace cuando considera. Pero saben que el motivo que dicen perseguir con la tal recogida es anticonstitucional, lo que poco les importa porque en el fondo, además del hecho gravísimo de promover una actividad anticonstitucional, lo que pretenden en un primer término es contarse a sí mismos. En segundo, tener un espantajo con el que diariamente aparecer a la contra en los medios y, finalmente, provocar y alimentar un conflicto de representación sabiendo que ha de llegar el momento en el que la tal pretensión de referéndum sea llevada ante las Cortes. Que estas, en orden a sus obligaciones constitucionales, digan que no es posible celebrarlo para y por lo que aducen los que lo promueven.

¡Cuídate de tus héroes!* Y en ese momento estará servido el conflicto, pues la inmediata demanda será pretender que tengan más legitimidad esas firmas que el derecho y cauces constitucionalmente establecidos, incluso que el Parlamento y el resultado de las elecciones, por lo que, según los firmistas y en ese momento, deberá ser de ejecutiva obligación la convocatoria de elecciones con el nada oculto objetivo del desalojo del gobierno existente y de los partidos y diputados que no han apoyado las exigencias del PP; la no celebración de ese imposible y antidemocrático referéndum y la disolución inmediata de las Cortes se convertirán en la farsa a la que asistiremos desde discursos muy dolientes de los voceros del PP intentándose representantes de la pretendida realidad política mayoritaria y de “loables demandas democráticas de cambio”.

¡Cuídate del futuro!...* Así, y desde lo que es en el fondo una activa política antidemocrática, lo que se pretende con las firmas es enrocar al sistema constitucional y hacer aparecer a los verdaderos demócratas como antidemócratas. Ese es el trasfondo de la actitud de la derecha al atizar el españolismo y el fermento y caldo de cultivo de las dos Españas, y ya lo sabemos, eso es demasiado peligroso. Por ello, que sepa bien lo que hace el que da su firma para ese bodrio antidemocrático de las firmas. Lo que está alimentando. Lo que está ayudando a poner en marcha y algunas de las consecuencias para la convivencia que de tal acto se pueden derivar.
* César Vallejo. Poema XIV de España, aparta de mí ese cáliz

08 enero 2006

Con la democracia

Obra de Cornelis Escher

Estamos asistiendo estos días primeros de 2006 a hechos que hubiéramos deseado no se hubiesen producido, acontecimientos que nos sitúan con exactitud en la real situación política en la que nos movemos, según la cual una mayoría de partidos trabajan por mejorar el gobierno presente y por encauzar democráticamente el futuro, y otro que está instalado en la dinamitación de tal mayoría. Nada nuevo en esto, pero sí en lo que se ha apoyado en los últimos días; las inadmisibles declaraciones de un general sobre la actitud a adoptar por los militares de aprobarse la modificación del Estatuto de Autonomía de Cataluña en curso de discusión y resolución, declaraciones que son una provocación de alguien que se ha inmiscuido en asuntos que le son constitucionalmente vedados en su condición de militar en ejercicio. Su arresto, destitución y paso al retiro es una respuesta mínima y absolutamente necesaria. Que con las armas no se debe jugar, siempre ha sido un buen consejo.

Y si en sí misma esta intervención es rechazable y punible, no lo es menos la actitud complaciente y justificativa del PP hacia dicha actitud, hecho gravísimo pues expresa de manera inequívoca que un partido de gobierno como ese no sólo está contra la opinión de unos u otros distinta a la suya, sino que estaría dispuesto a interpretaciones y acciones difícilmente justificables desde la democracia y la Constitución Española. Es decir, lo que han desnudado los posicionamientos por esas declaraciones es que no es casual la soledad política del PP, es más, que lo es porque se le puede entrever que no descarta imponerse a los demás sin importarle un resultado electoral determinado.

Y tal cuestión vuelve a poner en el debate de principio el compromiso de la derecha más ultramontana y visceral del nacionalismo españolita para con el ejercicio democrático y las instituciones que le conforman. Demuestra que, como se ha dicho otras veces, la derecha tiene mal perder, que no ha asimilado su perdida del gobierno. Que su actitud vuelve a explicar aquel “Pujol: enano” y el anticatalanismo militante de esta gente. Explican las llamadas al boicot del cava y otras cosas producidas en Cataluña. Vuelve a explicar que sigan trabajando incansablemente contra el real interés general de España, concepto del que tanto y tan vanamente se vanaglorian. También, y más específicamente, que estén contra tantísimos andaluces, extremeños y ciudadanos de otras comunidades del estado que conforman colectivos muy importantes que viven, trabajan y progresan en Cataluña. Gentes que fueron a buscar una mejor vida expulsados de sus pueblos y ciudades cuando el gobierno de todo era propiedad indiscutida de señoritos, latifundistas y castas del poder españolista. Decenios hemos sufrido los efectos y acción de su depredación que nos ha estado matando a fuerza de represión, explotación, ineptitud y negación de todo progreso. Y no es que fuera blando el sistema capitalista y la explotación del trabajo en Cataluña, no, el lugar donde se ejercita no modifica la naturaleza del sistema. Pero sí es generosa aquella tierra. Sí son los catalanes tan buenos como el mejor en su aportación a lo que somos como estado e historia.

Y no quiero olvidar que fue Cataluña el último territorio de la España de la Republica y de la esperanza en un mundo mejor. Que fue de avanzada en la defensa de la democracia ante el fascismo. Y creo que soterrado odio y porfía a la venganza también los hay en estos por ello. Nunca han perdonado los éxitos de Cataluña, siempre los consideran ajenos al nosotros. Cuánta distancia entre el presidente Adolfo Suárez y su aportación a la recuperación de la Generalidad y la autonomía en Cataluña y esta laya de negacionistas de la España de las autonomías. Cuánta distancia la que hay entre un dirigente catalán de la derecha como Durán i Lleida y los Rajoy y compañía.

Y estando como están en su salsa histórica, como fenómeno actual van más allá al militar, sólo hay que recordar a Aznar de justificador de Bush en tantas de sus agresiones, en el plan del capitalismo internacional de dominación de las conquistas democráticas nacionales, en la extensión del imperialismo a través de la imposición de la globalización y de la represión de los movimientos de democratización económica, política y social contra las exigencias de un sistema cada vez más concentrado, especulativo y agresivo. De ahí la llamada guerra contra el terrorismo más allá de los atentados en EEUU, España, Inglaterra u otros países. De ahí el tratar de imponer tratos de relación igual para partes desiguales tan contestados por los débiles en tantos lugares del planeta. De ahí la pretendida equiparación del concepto agresión con el de defensa para definir lo que es terrorismo, o mejor expresado, para enmascarar la sustracción del derecho de autodefensa del que es agredido. De ahí la asimetría que se intenta imponer para disponer de la tecnología nuclear, más allá de la opinión que esta nos merezca, tratando de impedir la aplicación de las leyes internacionales que regulan esta cuestión a según quien porque se le opone o contesta. De ahí la negación a firmar los acuerdos para la protección del medio ambiente y contra el cambio climático, lo que necesariamente impondría condiciones y reducciones a la depredación de los recursos naturales por este capitalismo del consumismo desaforado y despilfarrador que malgasta el mundo en productos absolutamente innecesarios y a los que manda vertiginosamente a los vertederos, con lo que ello supone de destrucción, de negación del futuro para la humanidad que empezamos a contemplar a través de las reacciones cada vez más claras de autodefensa del planeta. O, es que es de creer fortuita la proliferación de terremotos, de huracanes, de maremotos, de sequías extremas y asesinas, de lluvias torrenciales que nos matan día a día y que avisan de lo que va a venir de continuar la monstruosidad a la que asistimos.

De ahí que pretendan que no existan leyes internacionales más que para justificar los intereses de unos y que a la vez les hagan intocables. De ahí el control sobre los medios de adoctrinamiento de masas: la televisión, las agencias de información, los medios de comunicación, la producción, distribución y medios de consumo de productos culturales y de ocio, el control de las comunicaciones telefónicas, de internet u otros medios, y que nos educan segundo a segundo hacia la pasividad y la violencia y otros fenómenos antisociales. Hacia la negación del derecho del otro y de lo distinto. De ahí la cada vez más vigilada actividad de la ciudadanía; existen millones de cámaras y sistemas controlándonos a cada instante. No quepa duda de que son pocos los lugares que escapan al ojo censor. De que son pocos los lugares para la privacidad de un gesto amoroso por que sí, de ternura y afectividad privada. Pocos o ningún lugar escapan para hacer algo propio sin que tenga que ser fisgoneado y censurado por los que controlan.

El gran hermano no sólo es esto, es mucho más aberrante de lo que podemos aquí explicar y muy peligroso, siendo lo dicho parte de él o que le ayuda a ser. Y es en esto en lo que están y a lo que nos quieren llevar sin que podamos defendernos. Por ello la afirmación de la defensa de la democracia y la exigencia de la verdad del para qué se gobierna, no sólo no es una actitud gratuita sino que lo es de vital importancia para la supervivencia.

30 noviembre 2005

La transición como mito

Obra de Francisco Valverde

Al escuchar estos días decir a los voceros del PP que la acción del gobierno actual está provocando la ruptura del pacto de la Transición, y otras cuantas lindezas, no se puede dejar de contestar, sobre todo porque la derecha vive en un espejismo que pretende perpetuar, según el cual, el no haber aplicado a los delincuentes políticos del fascismo la factura de justicia debida supone que adquirieron patente de corzo y que ello exige estar vedado cualquier ejercicio de análisis y cuantificación de los horrores producidos por lo que (han) representa(do)n. Pretenden que con aquel circunstancial cambio contra la dictadura quedó invalidada cualquier demanda de reparación por lo sufrido. Que se fijó la aceptación de su pretendido estar por encima de todo ser no embargado en su putrefacto submundo. Están así en el mito de la transición olvidadiza, igual que se aferraron a la imposición del espadón y la sotana en otros tiempos. Y ya está bien con los treinta años del beatífico mito de lo que llaman pacto de la transición. Ya está bien de las demandas de esos para los que nunca acabó el tiempo del nacionalcatólico y sus felonías.
Es hora de no callar contra la permanente provocación a la que están lanzados en pos de sus fanatismos y prebendas. También contra la cobardía que a tantos embarga y a los que inaltera la permanente agresión y revisión de la historia cual si no estuviéramos hablando de la terrible vida sufrida por millones de personas y las secuelas de vida presente de ello. Ya está bien con la hipocresía de los que se alborozan cuando instituciones del estado intervienen en la historia de otros pueblos si ello les vende en el circo mediático, pero se escandalizan hasta el arrebato cuando se trata de resolver las cuentas de la nuestra, de sus lacras y responsabilidades. Es claro que se ejemplifica en ello que se han heredado del franquismo más privilegios y condicionantes sociológicos de lo que se suponía. Quizás en eso está la clave de la frase de Rajoy en su atrabiliario mitin de hace unos días en la Puerta del Sol madrileña contra el gobierno y la modificación del estatuto catalán, cuando decía que “lo que quieren hoy es sacar más de lo que sacaron en el 78”. Y nada menos dicho esto que ante la sede de lo que fue dirección general de la seguridad de la dictadura desde donde se doblegó la vida de los españoles, donde se torturó a miles de ciudadanos y se asesinó a tantos por disentir del franquismo.

Tiene mal perder la derecha que nos ha tocado; siempre lo ha tenido, siempre ha respondido con la agresión aviesa cuando se le ha demandado contribución en la resolución de las deudas sociales y sus causas. Estos siempre están en la ventaja, siempre están en lo mío no me lo toques, lo que hace preguntarse sobre qué les importa la democracia. Y la respuesta es nada sino es para justificarse en sus trapicheos y prebendas. Y siguen en ello. Lo que venden, en la chulesca algarabía que escenifican, es la idea de que se ha aceptado porque sí el mito de la transición olvidadiza, que todos por igual somos responsables del devenir histórico. Que no hay ejecutores y sufrientes. Beneficiados y perjudicados; cuento con el que pretenden seguir en lo suyo. No hay más que oírles pregonar la falacia de que en realidad las clases pudrientes no hicieron nada contra el pueblo y su gobierno legítimo. Que el golpe de estado contra la República y la imposición de la dictadura fascista, origen de la presente travesía histórica, los promovieron los propios sectores populares y republicanos ¡No fastidia!

Y quieren pasar por cierta la fabulación. Y ya está, todos tan contentos y a callar. También como siempre. Pero España no ha nacido ni con la transición ni con el 18 de julio. España es el compendio de todas sus partes, desgracias y épocas históricas y, desde luego que en lo tocante a la aportación de las clases nos han tocado sufrir las peores castas usurpadoras de privilegios de todas las posibles. La generosidad, el esfuerzo, los innumerables sufrimientos y mutilaciones de vida de los sectores populares y progresistas jamás han sido correspondidos sino con la más agresión y desprecio por el clasismo rancio y patriotero.

Y así están de nuevo en la faena de la crispación y de la algarabía tratando de apabullar y amedrentar. Tratando de crispar por todos los medios a la sociedad e incitar una situación de tal dimensión que haga parecer que esa es la realidad, tratan de inducir una crisis institucional desde la cual eliminar cualquier posibilidad de gobierno distinto a lo suyo. Ya tuvimos ejemplo de esto en lo acaecido con la Comunidad de Madrid en la que habiendo ganado las elecciones partidos distintos al PP compraron a diputados aparentemente contrarios en el mejor estilo mafioso, todos los días aparecen nuevos datos sobre la manipulación, operación por la que se subvirtió lo que fue la voluntad primera de los madrileños de recuperar un gobierno distinto del PP en esa comunidad. No es la Aguirre presidenta por otra cosa ¡Y no da la coña ella! Y tan campante el mundo.

Y uno se pregunta cómo es posible que los adalides de la mentira y la insidia: Aznar y sus corifeos Rajoy, Acebes, Zaplana, Trillo, la Aguirre, el Arenas, etc., -escondido tenían lo denunciado estos días por la revista Interviú acerca de las refriegas de guerra y los muertos provocados por nuestras tropas en su estancia ilegal en Irak ordenada por ellos-, estén hoy en la prédica biliosa de lo que llaman ético, cuando con sólo enunciar el concepto lo mancillan, pues, no es verdad que son estos los que todos los días exigen entregar al país a las políticas del gobierno Bush, ese otro ejemplo de demócrata con sus guerras imperiales, sus cárceles secretas, sus secuestros de personas, mancillamientos y torturas. No son estos los que todos los días están demandando aceptar y mantener un concordato con el catolicismo que es anticostitucional y que nos cuesta miles de millones de euros al año, además del disfrute de todo tipo de prebendas sociales, económicas y culturales, incluso el veto que pretenden arrogarse para tantas cosas privadas que nos afectan. No son estos los que con el arrebatado furor del converso, recuerdan que no votaron a la Constitución, exigen no tocar en ninguna de sus partes, por superadas o lesivas que sean. Y parece que les fuera bien la cantinela de la tal sublimación a la vez que la subvierten en la práctica exigiendo el vaciamiento, por ejemplo, del valor de la escuela pública y que, lo que atañe a su religión sea materia de estudio obligado en las aulas y elemento curricular para todos cuando es sólo la expresión de una particularidad, por más que la revistan de arcaicos aliños y de oropeles fatuos. Ante ello hemos de preguntarnos por qué razón de interés constitucional y de patriotismo se ha de aceptar todo esto. Bueno, lo del dicho popular: cornudos y apaleados, es como se nos pretende.

Y no estoy abogando, claro está, por la falta de crítica a la acción de gobierno, de la anulación del ejercicio de otras propuestas políticas o filosóficas, ni de negarle el derecho a las minorías a ser mayorías. Ya me cuidara yo, que tantas veces he sido minoría. Pero no estamos hablando de la democracia. Estamos haciéndolo del vaciamiento de los contenidos de las instituciones democráticas y de los preceptos constitucionales. Estamos hablando de demandas y prácticas políticas que por su fetidez clasista y acción antidemocrática hacen irrespirable el aire de la convivencia. Y estamos a tiempo de impedirlo y exigir responsabilidades, por salud pública, por justicia social, por histórica y política justa antes de que se nos ahogue con la repugnante infección del neofranquismo.

Posdata: Aviso a navegantes: Sabemos que a la mayoría, lograr la democracia le ha costado ímprobos esfuerzos y perdidas incuantificables en magnitudes de historia y vida. Que a otros, negarla o suprimirla, casi nada.

10 octubre 2005

No era para esto...

Obra de Osvaldo Barra Cunningham

A pesar de poner voluntad en no insistir en tema y personajes, hemos de volver a ello. Nuestro adverso, el representante del ser patriotismo más decimonónico, el tipo de la guerra y el servilismo al poderoso tejano, el que una y otra vez miente al país, va diciendo por ahí, cual un Menen o Fugimori de su alma, que desde que las urnas le botaron todo va peor para España. Y sucede que se sucede felonía sobre otra escenificadas cada día en los noticiarios por un ex presidente del gobierno y actual consejero de estado al que todo lo que hagamos se le acontece catástrofe. Y lo dice quien es magra y estúpidamente costeado por el erario público, amén de lo que ya costó pagar por ser vociferador en escuela norteamericana y otras lindezas; constan las facturas pagadas por el gobierno. Y al menos sabemos lo que aquí se le pasa ¡Qué candidez la de su mujer diciéndole al Jesús Quintero que ahora allegaba a casa varias veces más dineros que cuando estaba en el gobierno. Pobrecito/s.

Y según su insidia estamos en tránsito al estallido final del estado del brazo del separatismo que nos asedia y mina. Que todos los que no como él, lo son inútiles, amén de traidores y enemigos heréticos de la patria, una y azul, que vive perenne en su memoria. Y ello, dicho muy seriamente, tan serio que redivive cura, tal aquellos del palio a Franco que iracundos nos infringían el infierno del futuro y todos los terrores de aquel presente si nos olvidábamos de la sumisión exigida al soez movimiento del generalito. Y parece, según jalean, que es una actitud bastante extendida y compartida por su bancada partidista y algún sector de la ciudadanía que se expresan en lo más derechoso de la derechota. Es decir, en las posiciones de la extrema derecha más franquista, más anacrónica y antidemocrática.

Asombra que se llenen la boca de Constitución, lobos disfrazados de corderos, tantos aquellos que no sólo no la votaran sino que la combatieron hasta el ataque involutivo. Quién no se acuerda de tejerazos, glalaxiazos y otros blandir de sables que ejercieron. Blasfemia social y política sobre blasfemia lo que hace este alter ego de la deslealtad y la falta de respeto a lo democráticamente constituido que pretende involucionar al país como si fuésemos estúpidos, gentes sin tino ni sino, cual si le debiéramos devoción y sumisión; se ve que no se quiere enterar de lo que significa el concepto ciudadanía. Como si ejercer el posicionamiento de las opciones políticas y las instituciones, de la soberanía de la que nos hemos dotado, fuese el mayor de los dislates y pérdida de juicio. Perpleja que un personaje como este aún tenga audiencia. O quizás no, tal vez sirva para mostrar cómo está la salud democrática del entorno, la interlocución ante la que tenemos que trabajar y avanzar. Y se retrata él, claro está. A este bitongo le produce urticaria la democracia, el juicio independiente, la soberana decisión, la opción y el derecho de hacer las cosas de otro modo. El tal, preso está de la visión represora y servil de la vida.

Y no, cómo vamos a negar las dificultades políticas, los problemas del sistema, los tiras y aflojas de los distintos intereses en danza. Pero de eso se trata, de ejercer en el territorio de lo político, de plantear lo contrapuesto y obtener acuerdo, si ello es posible. O que se adopte posición por el gobierno, con toda la normalidad, con toda la discrepancia y el respeto que merece ese derecho. Respeto, si lo adoptado responde desde lo ético y legítimo democrático al interés de lo colectivo. Rechazo, hasta lo más profundo, cuando se adoptan decisiones que redundan en el interés privativo de uno o algunos. Bien sabe éste ex presidente de esto último, no están tan lejos las operaciones privatizadoras de lo público que realizó en beneficio objetivo de sus amigos.

Menudo camelo nos dan estos con el señuelo de que si existe mercado y dinamismo económico y, aún más, la propia democracia, sólo es cuando las empresas están en manos de lo privado. Es el timo de la estampita por el cual en un momento hay que crear este o aquel negocio y fortalecerlo, invertir recursos de todos en ello porque es para servicio público y por lo que se nos carga un tanto en lo que contribuir, y que, cuando se ha capitalizado, es decir, cuando se ha pagado y engordado el tal ingenio, se montan debates y campañas para escenificar la presunta crisis de lo creado y tratar de convencernos de la bondad de pasar lo propiedad de todos a control de lo privado. Y ahí está el negocio, en la transferencia del dinero y la propiedad de lo colectivo al bolsillo privado.

¡Jopar! Sí que son unos hachas los beneficiarios. Sí, que son listos los bembones esos; sobre la caconia de lo colectivo hasta se les llena de honores y de masteres títulos. Se les nombra doctores honoris causa e hijos predilectos de instituciones de abolengo con derecho a que sus nombres estén en los rótulos de las calles de algunos municipios. Y toda la operación así, tan límpida, tan patriótica, tan bien vestida y bendecida. Mientras la verdad, la justicia, la igualdad, el derecho, la democracia, la constitución, el buen gobierno, se van llenando de alevosos ataques y operaciones de vaciamiento de sus contenidos progresivos. Se les trata de embarduñar de todos los escándalos y las porquerías inimaginables y quererles devenir en cosa vacua, en terrorífica declaración de inspector de finanzas, prefecto de la camisa azul y saludo de brazo en alto cesáreo, cantando el cara al sol y por la pústula franquista infectados.

Y no es esto, no es para esto que luchamos contra la dictadura y sus secuelas. No lo es para ser esclavos de las vacuas palabras, de los intereses de los especuladores y de las florecientes cuentas de resultados de los bancos. O de instituciones de representación ilusoria. Luchamos, hacemos los esfuerzos por la inmediata, por la plena reparación de vida e historia a la que este país tiene derecho y se reclama. Por construir de verdad la democracia y mostrar la verdad de la historia histórica. Tampoco es demasiado ¿No?

29 septiembre 2005

Ejemplaridades

Obra de Paco Chika

Supongo que nos hacía falta un ejemplo palmario acerca de lo que no deja ver el inmenso follaje de la propaganda del sistema; algunos hablan de él como neoliberalismo para diferenciar esta etapa última que básicamente vendría desde la presidencia de Reagan, y lo dicen, quizás, para seguir despistando al personal. Pero, en una nueva lección de lo elemental, la naturaleza viene y nos da respuesta y los desmiente. Es decir, desmiente al sistema y su pretendida bondad global y eficacia.

Y no es el caso de que antes no hayan ocurrido y habido tifones, ciclones, maremotos, tsunamis, monzones, inundaciones, terremotos, cambio climático desatado, hambrunas, guerras, calamidades sin fin, malos y peores sistemas económicos y políticos o la existencia de los ricos y su contumaz avaricia. La diferencia con lo anterior de lo conocido estos días en Estados Unidos es la contradicción interna que se marca con la potencia de la industria y los intereses mercantiles y de gobierno del sector de la comunicación y la cruda mostración notarial de la realidad necesaria para su propia supervivencia como tal industria. Por ello la existencia de medios de comunicación globales emitiendo al minuto el acontecimiento que han expuesto lo insalvable entre la realidad y verdad contra la propaganda del capitalismo, y ello desde los Estados Unidos mismos y sin intermediarios. Por eso, lo que hemos visto es que se han mostrado las falacias con las que nos machacan insidiosa y permanentemente, como la que dice que vivimos en el mejor de los mundos posibles y el mito del crecimiento económico como objetivo y fin único de la vida, sin cuestionar si se puede sostener ese despilfarro, de verdad, cuánto desde el punto de vista de lo social, económico y político, y a quién beneficia y si sirve para algo más que para ellos. Y ello, cual si eso fuese progreso, a la vez que escenificándolo en el permanente manoseo de datos como el de que los bancos ganan tantísimo más a cada pequeño espacio de tiempo. Como el de que la bolsa traspasa una y otra vez sus propios índices de beneficio. Como el de que los movimientos de capitales son cada vez más libres para arruinar a cualquier país díscolo, y no digamos empresario opuesto. Con lo de quién es y cuánto más representan en dinero los que están en las listas de los más ricos, o cosas por el estilo. Datos que, aparte de decir en quién se representa el poder y qué cantidad de esfuerzo de vida, expresado en beneficios o plusvalías, se rapiña a los ciudadanos, nada aclaran.

Así el Katrina y el Rita nos han situado a Estados Unidos, su sistema, gobierno y gentes tal como son, tan vulnerables y frágiles como los demás seres de la tierra ante los grandes fenómenos de la naturaleza. Y hemos visto que ahora no estábamos como en otras ocasiones en México, Haití, Cuba, Indonesia, Sri Lanka, Bangladesh, China, India, etc., para denigrarles por su pobreza y precariedad ante la vida; como si en esos países, u otros, no se trabajara, como si fuesen porque sí despilfarradores de sus recursos o su cultura fuera incapaz para la justicia social y la eficacia económica. Como si esas u otras culturas, varias veces centenarias o milenarias muchas de ellas, no fuesen capaces del alumbramiento y construcción de sistemas sociales y económicos dignos de la mejor vida.

Y henos aquí que lo que ocurre les pasa a los campeones de las virtudes absolutas y detentadores de todas las gracias de la existencia. Y vemos que se les inundan y destruyen ciudades, ¡pobre Nueva Orleáns! Que se les ahogan nó se sabe cuántos ciudadanos, o que se les mueren por el hambre, la sed, la imposibilidad de moverse, dejados inhumanamente a su suerte ante la tragedia. Y hemos comprobado que no les adornan ni la solidaridad, ni la compasión, ni la eficacia. Ni les sirven los sistemas de conocimiento y análisis para prevenir. Ni les llegan los medios de trasporte. Ni les abastecen o sirven la distribución de energía. Hemos visto que no les funcionan los sistemas de emergencias. ¡Más!, que apenas de verdad los tienen. Que no les responden ni las instituciones locales, ni las estatales y menos las federales. Que no hay respuesta, de ese Estado de la rapiña y la dominación planetaria, para la defensa de la vida de su propia ciudadanía. Qué ejemplo más gráfico el ver a los soldados con atuendo y posición de guerra tomando las ciudades y acusando de bandidos y ladrones a tantos de los que solo buscaban agua, comida y ropa para paliar la calamidad sufrida. Más, con cuánta finura se admite por ese gobierno al The New York Times, de que “el proceso de reconstrucción está en grave riesgo de sufrir despilfarro, fraude y favoritismo político”; claro como el agua. Angélicos que son ellos. Y no hablemos de otras cosas como la sangría que está suponiendo la aventura imperial de Bush en Irak, de los miles y miles de muertos y de la destrucción de ese país. O de todo lo demás. Qué vergüenza ver a esos nuestros que tanto se llenan la boca de patriotismo clamando y suspirando por ser recibidos por el jefe de la tanta verdad y eficacia vista.

Yo soy de los que vienen considerado que el capitalismo, y lo que tal sistema conlleva, es a lo humano lo que el mal de las vacas locas, y lo que le provoca, a los herbívoros: Antítesis. Enfermedad. Locura. Porque está clarísimo que con el actual estado de cosas estamos llegando al límite de las fronteras y que el tiempo para evitar la catástrofe total, el tiempo para estar en el sin retorno para la humanidad es cada vez más corto. Que la respuesta está en afrontar la solución desde el derecho y la igualación en lo más de los más desheredados. Y es claro que de lo viejo ha de nacer lo nuevo y que emplazados estamos a tomar el futuro en nuestras manos, a arrebatárselo a los trileros y reyes midas para lo propio con el esfuerzo de los demás. Está claro que estamos cada vez más llamados a actuar contra la historia de la humanidad expresada como movimiento para salir del reino de la necesidad. Que debemos llegar cuanto antes a la república de la racionalidad, de la justicia y de la igualdad.

07 agosto 2005

Estados que parecen gaseosos

Obra de Paco Chika

Asombra ver la fiebre localista; los procesos y de revisión de los instrumentos jurídicos de gobierno local que se están dando en muchos lugares del mundo cuando ese mismo mundo inexorablemente avanza en el proceso de globalización y de uniformidad y sumisión al yanquísimo imperial y falte una respuesta social global al proceso. Que conste que por los de aquí no estoy por la existencia de un estado centralista, menos nacionalista, menos derechista, que es en lo que general y finalmente se culminan. Tengo clarísimo que la libertad se concreta siempre primero en uno mismo.

Y clama la incapacidad, interesada en parte, obtusa en otra, de las naciones que pueden, para ofrecer una alternativa de superación al estado actual de unipolaridad de las cosas del mundo, para la modificación del funcionamiento y la adopción de una nueva representatividad de Naciones Unidas que debiera impedir actuaciones y situaciones como la de Irak y otras. Más pareciera que, con sonrisa de profiden y colmillos de acero, están en el devorarse entre ellos.
Llama la atención el cerval miedo que se trasmite desde los medios de comunicación al llamado despertar chino, al nuevo papel de competidor global capitalista con el que no sólo inunda al mundo de productos a bajo precio sino que se va constituyendo en referente fundamental del mundo económico creando o comprando empresas multinacionales y compitiéndole y recortándole de la tarta al mundo capitalista rico mercados e influencia en todo el orbe.

Pasma la enorme dificultad que se tiene en nuestro país, después de los veinte y tantos años de aprobada la Constitución y las toneladas de banales laudatorias sobre ella recibidas, para aplicar con normalidad, no ya la sustancia sino la propia letra de la misma; reconocer y practicar en verdad los preceptos de igualdad, de justicia, igualdad y laicidad que contiene cuando vemos el espectáculo de los apologistas anti-gobierno voceando contra los derechos de los homosexuales y las otras leyes de carácter social que se vienen aprobando por las Cortes en este último periodo.

Patidifuso se queda uno ante la asquerosa utilización política que se viene haciendo de las víctimas y muertos por el terrorismo pretendiendo una representación interpretativa imperativa hoy de lo que personas con las que, por más que nos duela su desaparición fueron del ayer, condicionarnos. Utilización con la que se quiere dictar el devenir del hoy y del posible distinto mañana. Es decir, se pretende decir que todas aquellas personas tenían un vínculo, una actitud militante y una definida y definitiva posición política e ideológica por la que dieron la vida en el combate personal y directo antiterrorista. Y no es verdad. En esas circunstancias muy pocos la tenían, y murieron por ello: Lluch, Jáuregui, Tomás y Valiente ...

Lo que sí es verdad es que la mayoría murieron “accidentalmente” aún la mano y voluntad de los terroristas. Es decir, la verdad es que pudieron ser ellas o pudimos ser nosotros. Que lo realmente importante es que no haya ninguna más y acabar cuanto antes con ETA. Evitar nuevas víctimas. Dejar de sumar muertes en la lista es lo realmente importante. Pero esto no es así en la consideración de otros, y viendo a algunos políticos y dirigentes de asociaciones de familiares y víctimas se percibe que lo que quisieran es que nuevas víctimas siguieran justificando sus circunstancias y viscerales misivas. Y preguntan sobre qué nos costará hablar, yo no lo sé. Lo que sí sé es que más nos cuesta no haber acabado antes con esa violencia.

Vivimos, es claro, en un mundo complejo, lleno de espejos y duales y no siempre buenos reflejos de nosotros mismos. Un mundo de la globalidad y, a la vez, tan mínimo que pareciera único y nuevo. Pero no lo es ni tan siquiera en la forma de expresarse lo hegemónico: ni por el control de los mercados, ni en cómo expresar el poder indiscutido. Mucho menos en el plano de lo ideológico con los Bush, Chirac, Blair, Berlusconi, Rajoy-Aznar de corifeos..., que se expresan para las realidades actuales y el estadio del capitalismo sin más referencia a sus anales más antiguo que el de la explotación y la requisa privativa masiva de las plusvalías.

Y, ante ello, hay que recordar que el primer llamamiento de respuesta globalizada de lo humano, de respuesta ante el poder del capital, fue dado por los obreros cuando en el Manifiesto de 1848, inaugural de su movimiento clamó: Proletarios de todos los países ¡uníos!; y tan es así que hasta la primera organización obrera se llamó Internacional.

Y, ante todo esto que vivimos, una vergüenza que siento: la del hambre aún hoy existente en gran parte del mundo y el horror insufrible que provoca ante el derroche de alimentos y recursos del sistema. Y, una alegría y esperanza, la de las multitudes de gente, los ríos de vida clamando contra lo de este estado de cosas injusto y el hambre que provoca, defendiendo que se tomen medidas y soluciones de justicia.

11 junio 2005

Axiomas ante lo mito

Obra de Quintana Martelo

Desde luego no es esto por lo que algunos hemos trabajado por conseguir y en qué concretar la acción de gobierno y de vida democrática, visto ello, ella, desde los conceptos y la praxis que se han consensuado históricamente para su escenificación, es decir, aquello de la igualdad, de la fraternidad, de la solidaridad, lo de la razón y lo justo. Y es claro que el concepto democracia es una marca contenedora de hechos que cada día se llena de buena vida y razón o, por el contrario, de lo ello se la prostituye y vacía. También, que nada en estas entidades de las ideas y las formas de relacionarnos es perdurable si se les empecinan en dogma, pero que, a la vez, adquieren aceptación y valía, más allá de su momento genesial si en el proceso y contraste con la realidad de vida y las razones que a ella se han de dar, responden a la justicia y satisfacción compartida de la inmensa mayoría y construyen gobierno que gobierna y va más allá de las presiones, de los espejismos, modismos y derrotas que se le infrinjan. Nada es exactamente más verdad, sólo lo es si responde sin injusticia a las diversas verdades en que se escenifica lo colectivo. En esto, también somos nos y nuestras circunstancias, que ya se dijo.

Y no es bueno lo que vemos sucede si lo confrontamos con lo hasta aquí dicho. Así, ello se expresa en la manifiesta y cada vez más extensa falta de respeto hacia lo demás, con la indiferencia que se muestra acerca del valor de las cosas, como si fuese eterno poder disponer tener estas u otras. Con la desnaturaliza violenta de la convivencia que se muestra en mil maneras: provocación de agresiones por nada. Xenofobia y el racismo campante en tantos ámbitos. Falta de respeto a las más elementales normas de convivencia. Destrozo permanente de los hábitat tanto medio ambientales como urbanos. Percepción de la particular unilateriedad que se ve en muchas decisiones y acciones desde lo gobierno producidas desde una especie de patente de corzo pretendiendo que ello lo es así porque se nos “representa”.

Es decir, según esta versión, estamos desembocando a una sociedad donde la negación de la razón social y las normas de respeto y de convivencia inunda hasta la última de sus partículas, de ello es ejemplo la hemorragia y lo demencial de la violencia de género. La violencia juvenil cada vez más extensa, gratuita y agresiva. La guerra automovilística con sus miles de víctimas anuales que se suceden diariamente como si nada. La violencia laboral que siniestraliza, precariza, desvalorariza, desarticula y desclasa a los trabajadores. La crisis escolar con sus pobres niveles de rentabilidad y la violencia contra los maestros y escolares por escolares. Con la dejación de las funciones y responsabilidades familiares que en vez de ser instituciones de formación y socialización promueven por omisión o acción al individualismo antisocial y a la violencia bárbara como si fuere un hecho de respeto y alto estatus. Desde la esclavitud financiera por compra de vivienda, u otras cosas necesarias, que embarga a las familias y a los individuos durante décadas precarizando los mínimos niveles y calidad de vida en el débito de todo a los bancos y el vencimiento inmisericorde del fin de mes con lo todo de la vida subordinado a la relación a esa relación sin posibilidad real de escapar a ellos mientras las cuentas de resultados bancarias cada poco más engordan dejando a los “clientes” más y más escuálidos en recursos y sin remisión sometidos.

Todo ello, desde la consideración cada vez más general de que lo que se haga es igual. Desde la percepción de que el sistema en que vivimos, más allá de las grandilocuencias con que se le adorna, es un estado de situaciones y normas que en verdad sólo sirven a los de siempre y que la represión y la intimidación ante la menor disidencia es el pegamento que permite seguir llamándole a esto “estado”.

De ello el descreimiento ante la no-correspondencia y la banalización de los hechos de gobierno con relación a las mejoras de vida real que se nos prometen y que se perciben como rasgos definentes de una realidad en la que se niega de verdad la consideración de verdad y justicia social. Y ello no, no es nada bueno.

09 abril 2005

Desde las otras miradas

Obra de Paco Chika

Es difícil sustraerse a los acontecimientos que se producen en esta época de lo global y virtual y que se nos inundan en los ojos y mientes. Los ojos, porque muestran inéditas escenas fuera de lo ordinario o sublimándole. Las mientes, porque acumulan nuevas experiencias de contraste con otros hechos ocurridos y quizás desmedidos. Así, explosiones de masas como las que hemos visto en Roma con motivo del fallecimiento de Juan Pablo II, es posible que no tengan en magnitud parangón en nuestra cultura. O sí, si entendemos que la cultura humana es global; es decir, que todos tenemos cultura y ella se articula con particularidades específicas de grupos humanos, espacios territoriales y tradiciones históricas determinadas. De ahí que digamos cultura china, latina, árabe, etc.

Y lo acontecido nos sirve para contrastar con otras situaciones que llamaron la atención; casos de los obitorios de José Stálin, Mao Tse Tung, del ayatolá Jomeini, etc., de tan gran dimensión y tan denostados en su tiempo como expresión del borregismo de masas, del culto a la personalidad o producto de la coacción de lo político; tan poco valorados como expresión de los sentimientos y la necesidad de muchos de socializarse, de compartirse y escenificarse. O sucesos como las peregrinaciones anuales a La Meca y, bueno, caso más cercano, parecido a lo visto cuando lo de Franco, de lo que las imágenes muestran gentíos y rostros compungidos y reverenciales al paso del féretro del ido.

Y sirven los ejemplos antepuestos como situaciones que por su entidad adquieren categoría de acontecimiento de sí y porque en el momento del suceso, interesada o de propio, se hizo difícil de discernir su oportunidad, su necesidad, su razón de ser, su virtual canalización y para qué objetivos. De si lo eran para el mejoramiento de los comportamientos y el raciocinio de los códigos de convivencia y respeto a la diversidad en la que los humanos nos componemos y expresamos. Como expresión de ver la diversidad y lo distinto no como un factor de peligro y agresión sino como realidad y positivo tesoro. Como suceso de enriquecimiento y construcción social.

Y llama la atención porque de las grandes concentraciones a las que se he asistido y, en perspectiva a lo último acontecido en Roma, participé desde la racionalidad y el compromiso, desde la conciencia de acabar con injusticias en las que se había incurrido. Aún está viva la manifestación contra los atentados terroristas de Atocha, sus consecuencias y errores; por poner ejemplo. Y había objetivos. Había raciocinio. No fue producto del “haber estado” en un lugar o acontecimiento cual souvenir turístico al que se está como suceso sin identidad, sin objetivo consciente y perseguido.

Y extraña el alcance mediático y la repetición machacona de los plomizos comentarios y referencias del acontecimiento. Llama la atención la mostración efectuada, estilo “gran hermano”, del anciano Papa boqueando las agonías de la muerte y el cuidado de evitar el recogimiento y la privacidad de tal momento: el pedir la pronta entrada en el reino de Dios como lo dulce y mayor beneficio que se da después de la vida, y que hubiera sido lógico recorrer en el menor tiempo posible de acuerdo al precepto católico. Y se me contrasta esto, quizás más, porque para mí el dolor es innecesario y la muerte incomprensible e injustificable, también definitiva, absoluta.

Qué contradicción ¿no? todo esto que ha sucedido y su antagonismo a las prédicas que sustentan de la persistencia, en cualquier caso, de la vida sobre la eutanasia y la negación del derecho a decidir más allá de la naturaleza y sus servidumbres sobre el cómo, cuándo y por qué debe ser el propio obitorio. Al permanente demandar, caso de la religión en la educación u otros escarceos y situaciones en la esfera de lo ciudadano, de que el derecho de unos se convierta en obligación para el resto, pretensión que ha rechazado la ministra de educación con acierto y feliz palabra y que plenamente comparto.

05 abril 2005

Democracia: Verdad

Obra de Fernando Botero

¿Por qué nos sorprendemos de ver, de comprobar su racismo, su brutalidad, su indiferencia al sufrimiento de los árabes? Esos soldados de Estados Unidos en la vieja prisión de Saddam en Abu Ghraib, esos jóvenes reclutas británicos en Basora vinieron como ocurre a menudo con los soldados de poblados y ciudades en los que se alberga el odio racial: Tennessee y Lancashire? Nos pregunta Robert Fisk acerca de lo que está ocurriendo en Irak, de lo que están haciendo esos “patriotas” y “demócratas” agresores y ocupantes de Irak y otros lugares del mundo que, aunque es cierto que no en nuestro nombre, sí que nos afecta y sí que debemos responder a ello.

Masacres indiscriminadas, bombardeos devastadores, detenciones masivas, torturas a presos y violaciones a mujeres y hombres, todas las tragedias, imaginables e inimaginables, salidas de los manuales de la CIA y otras agencias –así las llaman-, y de los grupos de asesinos profesionales de esos estados agresores y bárbaros, salidos de las empresas y cooperantes de seguridad, ¿qué cooperación, qué seguridad?, y que no son más que mercenarios dispuestos, y alentados, a las mayores atrocidades para saciar sus instintos y bolsillos, puestos a las ordenes privadas de gobiernos y políticos corruptos, encenagadores de los principios y las instituciones democráticas y de la razón y de la justicia más elemental. Y son estos los que se escandalizan: Bush, Blair, Cheney, Aznar, etc., y esa pléyade de comparsas al socaire de la carroña de la guerra, de la mentira y la deshumanización, de la voracidad económica capitalista expresada en las famosas listas de los más ricos, de las más grandes fortunas, que tan inocuas parecen, y que tanto oropel dan cuando nos las venden sus medios de propaganda y que, en sí mismas, arrostran el estigma de la muerte y la humillación de tantísimas personas. ¿Como es posible esa pasividad, ese aplaudir a esa gente, ese consentir sean encumbrados a la gloria, por más efímera que esta sea? “Debajo de las monedas un río de sangre”, nos advirtió Federico García Lorca. Cuánta razón tenías, Federico, cuánta razón.

Y con esas escandalosas lágrimas de cocodrilo ahora en público, púdicamente se escandalizan y compungen, y nos hablan de investigaciones y de sancionar a los culpables, tamaña grosería que esto ahora digan, cuando ellos son los responsables, ellos son los animadores, justificadores y ordenantes de todo ello. Tamaña grosería porque hablan sólo porque los han pillado in fraganti, sólo porque la prensa, de la que nos quejamos no porque cumpla su papel de verazmente investigar e informar, sino porque lo hace demasiadas pocas veces, ha puesto el horror desnudo ante el mundo, aunque ello, cuando ya han pasado varios meses desde que se tenía conocimiento de lo que estaba ocurriendo. Tanta hipocresía, tanto delito cometido por estos héroes de pacotilla. Asesinos, violadores, delincuentes de toda laya, sueltos, alentados y pagados para infligir dolor, horror, como ya nos había advertido la nunca olvidada Dulce Chacón, sobre esta situación: “A los hombres, cuando se les atrapa, se les tortura y humilla para romper su capacidad de resistencia y respuesta al agresor, a las mujeres se las hace objeto de venganza. Su violación, entre otras cosas, significa atrapar un botín de guerra y producir el máximo daño psicológico al pueblo al que se está agrediendo, eso significa la violación de sus mujeres. Es decir, la mujer de un militante, o la madre, o la hija, o la hermana de un militante de la resistencia está señalada simplemente por serlo. Y si no poden atrapar al hombre, pues directamente se llevaban a la mujer y la torturan salvajemente, o se la condena a prisión, o, sin más, es asesinada.”

Lo estamos viendo, lo están sufriendo y, aún hay en nuestro país gente que se opone a la decisión que hemos adoptado de no participar en la guerra, y por la vuelta de nuestros soldados de una situación en la que nunca debimos estar, y que está cumpliendo el Gobierno. Porque, ¿qué defendíamos en esa guerra: los intereses de las petroleras y de las empresas armamentísticas, los intereses imperiales y de destrucción de las culturas ajenas de la extrema derecha, sea americana o europea, aunque estas se revistan con pretendidas indumentarias de demócrata, los sueños imperiales de advenedizos y relumbrones de cuarta fila flipados con el resplandor de la metralla y las barras y las estrellas en su burda mollera? ¿Qué defendíamos, el asesinato de personas, las violaciones de mujeres y hombres, las torturas infringidas a los que no pueden defenderse? ¿A quien defendíamos, a los terroristas incendiarios del mundo amparados en el poder sin control y las connivencias interesadas? ¿A quién y qué defendíamos?. Es necesaria la verdad, la democracia se expresa en la verdad, sobre todo es la verdad, y la asunción de sus consecuencias.

El gobierno de España está cumpliendo, está devolviendo a nuestros soldados a casa, en hora buena, adelante, aún sin la aprobación de ese coro de las hienas de la guerra que, por cierto, ya que tan aguerridos son, pueden formar la orden del apostolado de la guerra, medios no les falta, apuntarse todos en ella e irse al frente, que no a luchar -el concepto de lucha es un concepto noble y la nobleza a ellos no les llega-, a primera línea, a batirse contra los que luchan por su tierra y soberanía. Claro, eso no lo hacen, ya les pagan a otros para hacerlo, como dicen cuando alardean del ejército como “su” ejército y profesional. Estos, siempre lo mismo, provocan las guerras, crean los instrumentos represores pero, salvo algún caso en propio, pagan para que otros, por ellos, se manchen y mueran. Muy democrático, sí, muy democrático. Jean Paul Sartre nos lo dijo de otra forma: “Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren.”

Creo que si faltaban argumentos para acabar con la guerra y la mentira no hay más que ver las imágenes, que no sólo de los muertos llegan, y pueden hacerlo en: http://www.rebelion.com/, www.albasrah.net/images/iraqi-pow/iraqi-pow, o en tantos otros sitios, a su inteligencia queda; y que es estos versos de paz y amor de Miguel Hernández nos guíen: Para el hijo será la paz que estoy forjando. / Y al fin en océano de irremediables huesos / tu corazón y el mío naufragarán, / quedando una mujer y un hombre gastados por los besos.

07 marzo 2005

Verdad y virtualidad

Obra de Dino Valls

No es que no quisiera someterse a la avidez del poder, no quiso someterse al sin sentido. Y eso significa que de alguna manera sabía que, por frágil que sea el ser, por infinita e inútil que sea nuestra interrogación del mundo, hay algo que tiene más sentido que el resto.

Leía yo, días atrás, estas palabras en nueva lectura del libro El péndulo de Foucault, de Umberto Eco, y se me aparecieron como una explicación cabal de por qué no da igual, no nos da igual una cosa que otra, menos, votar una ideología que otra, a un partido que otro, porque “hay algo que tiene más sentido que el resto”. Y en esas estoy en estos días que escribo, previos a las elecciones generales y autonómicas andaluzas y, a que puedan ser leídas, por tanto, esta, con ser una reflexión y escritura previa con relación a los otros y resultados, necesariamente será posterior en su interpretación y resultas.

Y una primera cuestión que me llama la atención de estos días es la presencia omnímoda de los medios de comunicación en la campaña electoral que sobrepasa con mucho lo conocido entre nosotros, hasta el punto, que pareciera que los partidos, candidatos y mensajes o programas electorales, el contrato con los ciudadanos les llaman algunos, no son el sujeto y sustatro de la política democrática y de ello, junto a los ciudadanos votantes, también de las elecciones, sino que esa soberanía de partidos y ciudadanos se ha transmutado a los medios de comunicación masivos: televisiones, radios y periódicos y de quienes los manejan, y que, estos medios, son los auténticos sujetos -propietarios- del movimiento de la política. Que partidos, candidatos y menajes o programas, son meros actores y subalternos de una comedia que les es presentada y adobada y que les traspasa, que casi les es ajena. Que el voto está previamente determinado y con él los resultados. Que la pelea no es de quien va a ser representante, sino del poder de quien realmente manda, lo muestra, lo ordena y moldea. ¿Qué somos nosotros, qué nuestras vidas, sólo se expresan en eso, en la participación en un programa basura, en que nos exciten a determinados consumos y que nos interpreten la vida propia?

Así, se nos induce a que sintonizamos canales o compramos periódicos específicos como sujetos exponenciales de facciones partidarias y que se nos hagan pasar por ser el verdadero poder y la sustancia de la historia. Ni la ciudadanía, ni el sistema político, ni las leyes de ellos emanados, en esta apreciación, son el valor y sí lo fueran esos medios con sus patrones e inversiones millonarias de capital, traspasados en los límites de su función cabal: información veraz, servicio público y de caracterización y dinamización cultural que, en cuanto instrumento, se les atribuye como instituciones sociales determinadas y que yo demando, respeto y aliento y, en ese juego, al menos en la apariencia, digo, se constituyen en paladines de voces únicas que interpretan a todos según qué interés y proyecto de futuro, lo que es la realidad veraz y voz plural de esta sociedad y el sujeto del todos, que es compuesto y multifactorial del nosotros. Aquello de que no eres nadie si no tienes tus quince minutos de gloria en televisión, radio o periódico, se convierte en el espejo y refrendo de esta anormalidad que percibo y que se extiende a todos los ámbitos y productos de máximo consumo que llamados basura, con la sublimación de lo escandaloso y primario y en el combate, cuando menos por ninguneo, de lo inteligente, creador y crítico. Por aquí criticamos el modelo italiano de ministro, empresario y dueño de los medios de configuración de la opinión y parecemos caer en el mismo juego, por demás peligroso política y socialmente, y de consecuencias funestas e imprevisibles para lo democrático.

Por ello, el modelo es que sólo vemos a los candidatos en los momentos del telediario y del corte particular hecho exprofeso. No hay debates o, cuando los hay, ni tienen interés o son meramente mecánicos, una repetición de mimetismos. O vemos la proliferación de encuestas con conclusiones tan dispares, que más parecen hechas para especies y planetas distintos al nuestro. Me asombra la facilidad del cambio que se enuncia de un día para otro de la opinión y voto, como si la vida política transcurrida, su conocimiento, postulantes y padecimiento no hubiesen sido provocados por los que nos repiten un nuevo paraíso a cada propuesta contraria del contrario. Pareciera que se cambia como si no costara nada dotarse de una decisión trascendente, de un pensamiento o proyecto de vida presente y de futuro, como si una decisión de modelo de vida la adoptásemos en un momento y no nos costara nada cambiarla de un día para otro. Yo esto no me lo creo.

De todo ello, asistimos a un simulacro de la pluralidad y a un vaciamiento concreto del concepto. Asistimos, si lo que expresan los medios es verdad, a una pantomima de democracia y a un debilitamiento del pensamiento y de lo cultural de los que hacen época, que demostraría que la memoria histórica nada nos ha enseñado y que realmente pensamos que en lo que vivimos, contra todo entendimiento, es eterno. Y puede que sea verdad, por peor y sin sentido, porque como dice el refrán, todo lo malo se pega y dura.

Sería estupendo que el resultado del voto depositado hubiera respondido a la real confrontación de programas y personas, a su contraste entre partidos, a la confrontación de su racionalidad con lo racional y a la libertad real de aspiraciones, de sentimientos y pensamiento. Que no se nos hubiera obligado a tener que optar por lo que nos dicen los demás de ser malo o bueno o lo su contrario. De haber votado con la conciencia, la libertad y el derecho en racionalidad de que nos somos, y de poder optar por y con nosotros, y por nosotros equivocarnos, evidentemente.

Saben ustedes, esta impresión de lo que acontece, que yo tengo, me ha hecho cuestionarme hasta dónde yo estoy dispuesto a renunciar de mí para seguir estando en este juego, por llamarle de algún modo. Y lo que de ello ha dado resultado es, que no estoy dispuesto a renunciar ni a la palabra razón ni a mi voto, por lo tanto que nos ha costado tenerla y ejercerlo y, por continuar creyendo, que soy un ser intelectualmente vivo. Y hoy, por renunciar, renuncio a relatarles los elementos de vida y gobierno negativos que animan mi contestación y, que cada uno de nosotros sabemos y hemos padecido. Pero sí quiero decirles, que nos es justo que siempre puedan ganar los mismos y que las palabras, y la razón, tengan tan poca relación con los hechos. Y quiero hacer mío el criterio, tantas veces declarado, de que quien no es justo consigo mismo, nunca podrá serlo con los demás, con los otros. Esto es lo que estoy reforzando en mi conocimiento y sufrimiento, de estos días.

05 marzo 2005

Sin artificios

Obra de Pablo Picasso


Que la palabra democracia se ha convertido en cierta manera en una palabra vacía, en un fetiche que más que nunca se está utilizado para definir hechos y situaciones que le desdicen; una marca con la que tratan de caracterizar a lo general que ocurre en el mundo, es claro. Y da la impresión de que a tal aspiración se la ha convertido en el espantajo de lo que históricamente significa. El concepto democracia que hoy conocemos y más allá de lo que tal principio fue en la Grecia de la antigüedad que le vio nacer, se ha construido tras infinidad de luchas por la liberación nacional, económica y colonial y por la igualdad ciudadana. Y el vaciamiento lo muestra infinidad de aspectos de la vida más ordinaria y con mayor brutalidad ese paradigma de la mentira y la rapiña en que han convertido a Irak, conflicto donde nada mejora de lo que decían los agresores iban a conseguir. Donde todo empeora y confirma las razones por las que nos oponemos a la guerra, a una odiosa guerra de la que se afirma se hace en nombre ¡cómo no! de la democracia, siendo la realidad lo contrario de lo que con ese sistema de gobierno y vida se aspira obtener: la paz, el progreso, la libertad, la seguridad, la igualdad, la justicia, el humanismo, la cultura, la verdad.

Y es la realidad antítesis de lo que se pretende vender como democracia, esa especie de loción facial y concesión graciable y paternalista con la que los poderosos se regodean y no para mostrar más belleza y hacer justicia sino para que les dé patente de corzo a sus maquinaciones y mentiras. Por ello es necesario recordar que la democracia se convierte en histórica demanda tras de titánicas luchas de la clase obrera que mueven a otros sectores sociales en su exigencia; clase obrera que al convertirse en sujeto histórico, en actor histórico de cambio, va imponiendo programas, demandas y conquistas que incorporan cambios en las estructuras de poder, en los medios y formas de producción y en las expresiones culturales que le representan desde lo que se va configurando y acentuando en el mundo la lucha por la conquista de la democracia. Contra esto, los poderosos pretenden que es suyo ese patrimonio y que es consecuencia de su existencia como clase y de su “necesario” estatus social y económica preeminencia. Y debemos recordar que a esa pretensión y ninguneo se le ha descrito como “el fin de la historia”.

Y hay que rememorar en el recorrido y esfuerzo por lo democrático a la Revolución Francesa, a la Ilustración como la manifestación cultural más expresiva de las luchas contra el régimen feudal y contra el papel institucional de la Iglesia, de lo que se desprende, valga esta acotación a nuestro debate político nacional actual, que en las constituciones de progreso hasta nuestros días aparezca la cláusula de separación de Iglesia y Estado, es decir, el mandato constitucional del laicismo y de la preeminencia de lo civil en el gobierno del estado. Y hay que recordar a la Comuna de París, experiencia desde la que la clase obrera se constituye como actor y motor histórico de progreso y cambio social; al Manifiesto Comunista que es el documento desde el que zarandea al mundo y que expresa su programa de aquel momento y transforma en fundacional para tanta historia posterior. Al establecimiento de la I Internacional, y su corolario en otras, con la creación y desarrollo de los partidos obreros y progresistas: socialistas, socialdemócratas, comunistas. Y hay que volver sobre la Revolución Rusa de 1917 y su decisiva influencia para el devenir de la historia política, cultural y humana del Siglo XX; revolución que con la francesa define modelos sociales e históricos alternativos a lo existente o existido. A la creación de las Naciones Unidas y el denominado derecho internacional tras de la II Guerra Mundial contra la capacidad de destrucción planetaria y forma de asumir ciertas pautas de conducta para todos y gravísimamente puestas hoy en cuestión o sencillamente obviadas.

Y es notorio que la lucha por la conquista de la democracia ha costado un inmenso patrimonio de sufrimiento y de vidas, y que lo ha sido por la resistencia a sangre y fuego de los poderosos a que se les recorte sus prebendas, siendo así para aquí como para la globalidad de los movimientos de liberación y civilidad en toda la tierra; lucha que no ha terminado y que lo será larga por más que nuestra exigencia y de la necesidad de que la democracia lo sea plena.

Por contra al proceso histórico, vienen y pretenden que nos regalan la democracia cual nuevo maná que se sacan de la manga y que, contrariamente al de la Biblia, que lo fue para salvar vidas, es deudo y se le anega en la muerte, en la sangre del pueblo sobre el que se ejercita. Cómo es posible ello. Cómo siguen diciendo que es justo eso y que hay que imponerlo con la guerra y la rapiña; cual en Irak que desde la agresión inicial no cesa y que han costado centenas de miles de vidas y sobre lo que se hacen todos los apaños de propaganda y de distorsión de la realidad para tratar de presentar digerible lo que de continuo atraganta; ese Irak que era un país cohesionado y laico, dentro de los parámetros de su contexto territorial y cultural, y que hoy es un país desagregado y en manos de la ocupación y la polarización de la lucha de clanes y de etnias: chiís, sunís, kurdos. Es decir, la ocupación, la “coalición” trabaja por la división territorial y por la potenciación de la ortodoxia y el dogmatismo religioso como forma de vencer a la globalidad y quedarse con sus riquezas. El petróleo, no lo olvidemos, un petróleo que, qué curioso, cuesta cada vez más caro. Y de ello uno se pregunta sobre el dónde está el libre mercado, la ley de la oferta y la demanda de la que alardean. Y están haciendo que la ortodoxia religiosa vuelva a ser la expresión política y el referente de pertenencia contra la ciudadanía que antaño les confería su país y estado, alentando una interrumpida guerra que se expresa en la ocupación imperial y la lucha contra ella de la insurgencia que se exterioriza como más guerra y con formas y resultados cada vez más terribles y despiadados. Y no podemos dejar de preguntarnos sobre qué democracia es esa que lo que ofrece a cambio de la simulación es la tragedia, es la sangría humana y la destrucción en la pretensión de imponerse y artificiarse en el tiempo. Es esto lo que define a la democracia.

Y hay que preguntarse por qué son hoy tan generosos los poderosos, por qué nos pretenden regalar aquí o allá la democracia si la combaten con tanta tenacidad desde los hechos más elementales a las situaciones más complejas. Cuando se oponen con el ahínco que sabemos a la más mínima reivindicación de mejora laboral o económica y, por el contrario, tienen tan pocos reparos en apropiarse de cantidades astronómicas en las empresas que regentan. Sabemos que hay capitostes en el banquillo por haberse quedado privativamente con muchísimo más de lo que costaría mejorar la situación de la generalidad de las prestaciones y las ayudas a sectores sociales en penuria, contra lo que tan denodadamente se oponen con el recurrente artificio de la racionalidad económica. Ocurre así también, y por ejemplo, sobre lo de tener o poseer armas cuando unos si las tienen sin límites y otros no y se les amenaza o castiga por desearlas; por qué es así, por qué no destruirlas todas. No en verdad será esa la verdadera democracia, cuando se termine con el chantaje de la muerte que mantienen unos contra todos. Pero está ocurriendo todos los días esta hipocresía y barbarie desde países que se llaman a sí mismos demócratas. Es verdad la democracia que pregonan.

Ante todo esto la pregunta de qué democracia, para qué la democracia, no es vana y sigue requiriendo plena respuesta, de lo que entiendo que lo artificioso no debe impedir ver la realidad de que sigue siendo una imperiosa necesidad y que su demanda sigue siendo revolucionaria. Que el ¡no! a la guerra es una de las palancas para conseguirla y no sólo por la compasión a la vida que se asesina, sino para que no sea posible que ello ocurra.