17 abril 2000

Solo sé que tenía que decir esto

Obra de Conxa Fort Navarro
En memoria de los asesinados.
Contra los asesinos

A veces tiene uno la sensación de no saber nada, de no entender nada, y no porque no le sirva el cerebro, y no porque no ocurran cosas -son tan brutales los hechos-, no porque no se arrebole la vida en ella misma, sino por todo lo contrario; porque una y otra vez la vileza, la cobardía, la miseria, la hipocresía, el desánimo, la rutina, lo fútil, lo horrendo u horroroso nos inunda y se siente que todas nuestras creencias, todos nuestros deseos, profundos o manifiestos, todos nuestros afectos o nos han abandonado o, trágica, vanamente, se han roto, nos los han roto y, que, o, que, lo peor de nosotros se ha, cual una herida injusta, cual una erupción de la noche de la barbarie, apresenciado. Evidenciado. Certificado. Concluido. Y hemos sentido y llorado, hemos sufrido cada muerte del terror del que ya -alguna vez- nos creíamos inmunizados !Son tantos. Han sido tantos!

Pensábamos que el último, los últimos asesinados habían de ser los últimos. Habíamos alborozado de ver inmensidades de pueblo -demasiadas veces aunque una sola fuese-, pidiendo, demandando, exigiendo la extinción del terrorismo, que reclamaban la paz. Que gritábamos ¡Basta ya! De más muertes “políticas”. Que ya está bien con lo que acontecido ha.

Y de pronto, otra vez, otros seres humanos rotos, muertos, sacrificados a la nada, sacrificados por nada. Otra vez vuelto el horror de la irreparable pérdida del más preciado don en la vida de lo humano: La duda. La falta de respuesta con relación al qué pudimos ser. Del qué pudimos hacer. Inútil sacrificio ejercido a paganas, inútiles, bárbaras quimeras. No: Ni siquiera al hombre como fe responden. No: Ni ante él se glorifican. Bárbaros. Inútiles. Excrecencias. Terroristas.

Malditos subversivos de barriga y cuenta bancaria llena. Malditos presuntantes de una patria que por todo honor -horror- ejemplifica un raudal de sangre vertida por y en su bandera. Malditos criminales que concluir pretenden la inteligencia, la verdad de la paz, las libres opciones democráticas.

Inútiles. Pigmeos mentales, soldados de pacotilla, quinta columna de la paz y la libre vivencia: No. No tenéis futuro. No os daremos esa oportunidad pues en última instancia somos más. Somos mejores. Somos demócratas. Nuestro fruto es la libertad. Toda muerte estéril es una tragedia. Los muertos a su par. Los que luchamos por la vida no os lo perdonamos. Se os hará pagar. Con la vida. Con la paz.

Una demanda a nosotros: Hagamos mejor vida primero por nosotros los que vivimos y los que ha de vivir, pero también para que los muertos que por ella murieron descansen en Paz.